lunes, 15 de marzo de 2010

Adiós

-Venga, Está oscuro, enciende la luz.
-¿tanto miedo me tienes?
-No quiero que te equivoques pero parece que tú estas empeñado en querer equivocarte
-¿Y me equivoco?
-De pleno
-Por los viejos tiempos, antes te gustaba hacerlo a oscuras
-Tú lo has dicho “antes”. Ahora enciende la luz, por favor.
-Vale. (La coge bruscamente por el brazo y la coloca bajo un halógeno) pero ponte aquí, deja que te vea... ¡¡¡dios has cambiado tanto !!!
-No te imaginas cuánto. Pero bajo este foco no creo que se note lo bien que me sientan las arrugas.
-Estás estupenda. Ha pasado demasiado tiempo, Alicia, demasiado tiempo. ¿Por qué hemos tardado tanto en vernos? ¿Hace cuántos años que..?
-Le interrumpe- Yo formularía la pregunta de otra manera ¿Por qué hemos quedado? Aún no logro explicarmelo
-Déjame que te ayude -se dirige hacia ella y le retira el abrigo- Alicia, siempre has sido impulsiva. Te llamé, te invité, dijiste sí y una vez dicho el “sí” inicial era difícil que te echaras atrás. Eres una mujer de palabra. -Abre una botella de Sbragia Reserve Chardonnay para impresionarla-
- Eduardo, ya he bebido suficiente y con eso...no me impresionas-
-Nunca te he impresionado-
-Sí lo hiciste y la borrachera duró cinco años. La resaca otros cinco-
-¿Qué nos pasó?-
-Que eramos jóvenes -
-Lo seguimos siendo-
-Eduardo...-
-Vale, tú unos meses más. (Se acerca e intenta poner la mano sobre la de Alicia con torpeza. Alicia esquiva el ataque)-
-¿Por qué me llamaste?-
-Pensé que no habrías cambiado de teléfono, eres demasiado vaga-
-¿Por qué me llamaste?-
-Necesitaba verte, oír tu voz... He tenido la tentación de llamarte desde aquel viernes en el que me desperté sólo en la cama. Fuiste sigilosa. Retirada a la francesa y una nota en la nevera. Las llaves sobre la mesa del comedor y 900 euros de tu parte del alquiler-
-Yo...-
-No, ahora déjame seguir. Pero acompáñame al baño. Abre el armarito-
-Mis colononias, el cepillo de dientes de Lille, cremas antiarrugas... estás empezando a asustarme-
-Ven a la habitación-
-Déjalo-
-(Eduardo abre el armario y le enseña el interior del ropero)-
-Guardas aún mis abrigos... no se que pensar...esto es...-
-No te hagas ilusiones sólo guardo tus favoritos-
-Perdona pero no entiendo-
-Sí entiendes. No conservo nada más tuyo excepto las fotos que no pude romper y los recuerdos. Los buenos y los malos.-
-Ahora sí que no se que hago aquí. No tengo palabras-
- Me sustituíste rápido, Eduardo. Lo supe por Alejandro. Ni dos días pasó nuestro nido de amor sin la presencia de una zorrita de esas que tanto te gustaban-
-Alicia, una zorrita (como tú dices) tras otra, tras otra, tras otra. Estaba enfadado. Creí que así llenaría el espacio que habías dejado...y el vacío tras cada cuerpo se hacía más y más grande hasta que reparé en que era infinito... me volví a derrumbar-
-Siempre te derrumbas. Por eso me has llamado para que mamá pata cuide del patito descarriado. No, Eduardo. Te lo he advertido... te quivocas. Ya no soy esa imbécil que te esperaba con el corazón en la mano cuando llegabas de tus "viajes de trabajo".
-Eran de trabajo-
-Sí...y entre trabajo y trabajo...Miranda, Rebecca, Sussy, Mindy, Pinty y lo que cayera. Ya lo decía mi padre..."Ave que vuela...a la cazuela". Te olvidas de una cosa yo he rehecho mi vida-
-Ya, pero has venido-
-Tenía curiosidad por ver cómo te habían ido las cosas. Una curiosidad insana. Quería ver si quedaba algo de ti en mi-
-¿Y?-
-Cuando me marché supe lo que hacía aunque no del todo bien por qué. Mira... se ha hecho tarde y Pablo me estará esperando despierto-
-¿Pablo? Así se llama tu príncipe azul, el salvador de tu alma-
-¡Apártate. Estás borracho!Borracho y podrido-
-¿Sabe él que estás aquí ahora?¿eh?-
-Por supuesto. No le dije tu nombre, sólo que venía a ver a un pobre diablo. No le dije ni cuán pobre ni cuán diablo porque lo ignoraba-
-No, para no necesito eso. Por favor (intenta besarla)-
-¿Qué crees que estás haciendo?-
-Vuelve, por favor, vuelve (llora)-
-Eduardo, en el fondo esperaba que hubieses cambiado, esperaba ver a un hombre nuevo... o algo del hombre antiguo del que un día me creí enamorar. Pero...ahh...no...eso no era amor. El amor es generoso siempre y cuando la generosidad sea recíproca. Y todo lo nuestro, como bien sabes, fue unidireccional. Te pedí, te rogué... y estabas demasiado inmerso en ti. Yo sólo era un pequeño satélite de tu planeta. Nunca fui feliz-
-¿Qué te da ese moñas?-
-Todo-
-(Se sonríe) ¿Todo?-
-Vida, me insufla vida cada mañana, cada minuto... me ha descubierto, y ha hecho que me descubra-
-Se que algo queda, algo queda, Alicia... te conozco-
-No es así... pero tiempo tuviste. Me voy. Es tarde-
-(Eduardo intenta impedir que se vaya)-
-Adiós, Eduardo-
-No, adiós, no-
-Eduardo, ya no tengo llaves que dejar sobre la mesa ni parte de alquiler que pagar. Mañana será otro día y, por favor, ni se te ocurra intentar llamarme porque cambiaré de número. La tecnología ya no me da pereza -

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