"El perdón cae como lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que lo da y al que lo recibe". (William Shakespeare)
Algo me asfixia el estómago y acelera los latidos de mi corazón. Son la conciencia y la necesidad de perdón. No es algo extremadamente grave ni daña a alguien a quien tenga aprecio, tampoco creo que dañe a quien desprecio. A veces es difícil controlar los impulsos, a veces es aún más difícil controlar las palabras.
viernes, 18 de diciembre de 2009
jueves, 17 de diciembre de 2009
A casa por navidad
Acabo de sacar los billetes que me permitirán estar con vosotros como cada Navidad. Seguramente mamá me reñirá cuando lea esto porque le he dicho que ya los tenía desde ni se sabe. Sí, tengo casi treinta años. También me preguntará si voy en Supra o en autobús normal. (Mamá, me conoces, mi plan era desatender tus advertencias, que es mi deber como hija, e ir, contra tu voluntad, en Supra, pero, desafortunadamente, no había plazas ni de ida ni de vuelta). Mi madre asocia el autobús regular con la normalidad de carácter, es decir, con la ausencia de excentricidad. Eso, bella progenitora (no me gruñas), no depende de un billete. Y pretender que alguien como "la menda"(que nunca ha sido normal) lo sea ahora...en fin. Por contra, le resta importancia a mi dolor crónico de espalda, a la fobia que tengo a que un extraño me roce, o, simplemente... a la multitud que me horroriza. En fin, llegaré "de aquella manera". Llegaré y punto.
Retomamos la primera línea. Un año más a casa por Navidad . Cada año el peso se incrementa. Antes no era así, de hecho, no pesaba nada. Adoraba volver a mi hogar para celebrar tan señaladas fiestas en familia. "Hogar" y "en familia". Ahí radican las claves. "Hogar" ya no tengo, "familia", en honor a la verdad, sí, o "lo que queda de ella". Hay que ver hasta qué punto nuestras pulsiones más primarias pueden conducirnos a desunir los vínculos más fuertes. Y sin vínculos... ¿qué somos? Nada. Actores de una representación teatral malograda sin remedio. Pero, sigo volviendo. Y volveré una y otra vez, e intentaré, como cada año, que mi actuación vaya ganando calidad. Pero tengo que creerme el papel ¿Por qué ? Desde luego, no es por mi, pienso en los errores que cada uno de nosotros hemos cometido y en lo que les hemos arrebatado a los más pequeños de la casa y ellos, no se lo merecen. Probablemente nosotros, tampoco.
Hace mucho tiempo que mamá no se pasa la tarde del día 24 cocinando para un regimiento sopa de marisco, sopa de almendras, cordero, besugo, algún postre... de hecho ya no cocina. Ahora es el turno de mi hermana Margarita. Ella se lleva la peor parte, pone el escenario e intenta que sea lo más neutral posible, se esmera confeccionar el menú aunque no sepa como los que hacía mamá antaño, y a sabiendas de que cada año llevamos menos hambre.
En seis días volveré a casa por Navidad pese a que las Navidades no signifiquen lo mismo. Tal vez en seis días lo acepte e intente volver a enamorarme de ellas del único modo posible, empezando de cero.
Retomamos la primera línea. Un año más a casa por Navidad . Cada año el peso se incrementa. Antes no era así, de hecho, no pesaba nada. Adoraba volver a mi hogar para celebrar tan señaladas fiestas en familia. "Hogar" y "en familia". Ahí radican las claves. "Hogar" ya no tengo, "familia", en honor a la verdad, sí, o "lo que queda de ella". Hay que ver hasta qué punto nuestras pulsiones más primarias pueden conducirnos a desunir los vínculos más fuertes. Y sin vínculos... ¿qué somos? Nada. Actores de una representación teatral malograda sin remedio. Pero, sigo volviendo. Y volveré una y otra vez, e intentaré, como cada año, que mi actuación vaya ganando calidad. Pero tengo que creerme el papel ¿Por qué ? Desde luego, no es por mi, pienso en los errores que cada uno de nosotros hemos cometido y en lo que les hemos arrebatado a los más pequeños de la casa y ellos, no se lo merecen. Probablemente nosotros, tampoco.
Hace mucho tiempo que mamá no se pasa la tarde del día 24 cocinando para un regimiento sopa de marisco, sopa de almendras, cordero, besugo, algún postre... de hecho ya no cocina. Ahora es el turno de mi hermana Margarita. Ella se lleva la peor parte, pone el escenario e intenta que sea lo más neutral posible, se esmera confeccionar el menú aunque no sepa como los que hacía mamá antaño, y a sabiendas de que cada año llevamos menos hambre.
En seis días volveré a casa por Navidad pese a que las Navidades no signifiquen lo mismo. Tal vez en seis días lo acepte e intente volver a enamorarme de ellas del único modo posible, empezando de cero.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
"HERMANNATOR"
Volverá en Enero recuperado ya de las lesiones que sufrió aproximadamente a las 6 de la mañana del pasado martes. Lo ha dicho en su editorial de "Diario de la Noche". Tras un incorrectísimo speech (eso desde un punto de vista progre) sólo me han quedado dos cosas claras: 1) que todo va mal porque Zapatero es presidente. BIP-BIP-BIP. Formulación errónea. Traducimos: Todo va mal porque nosotros, los españoles, hemos elegido libremente a semejante individuo para liderar el país y, consecuentemente, "de esos barros vienen estos lodos".
2)Que "Hemannnator" lee con tan poco brío el autocue desde una cama de hospital como desde un plató de televisión. Él, ahí, fiel así mismo pero vestido como un híbrido resultado de la mezcla de Hugh Hefner -Hef- con la "muñeca vestida de azul".
De los motivos reales de la posible "paliza" nada de nada.
Algunos medios han intentado vincular la agresión de Tertsch con la emisión de el video emitido por la Sexta en el programa de "El Gran Wyoming", "El Intermedio", en el que el ahora conductor de "Diario de la Noche " (ayer colaborador del diario "El País") aparecía como protagonista de un montaje que tomaba como punto de partida unas declaraciones relaes del periodista: «Les aseguro que si yo pudiera matar a 15 ó 20 miembros de Al-Qaida por liberar a nuestros tres compatriotas lo haría sin ninguna duda». Hasta aquí bien. Doblando su voz de forma torticera y haciendo alarde del mal gusto al que nos tienen acostumbrados añadieron los esbirros de Roures: «Les aseguro que si yo pudiera matar a 15 o 20 pacifistas que prefieren morir a matar (...) a 15 o 20 ministros por algo de dinero (...) a 15 o 20 menores, lo haría sin la menor duda». Execrable. Por eso mismo Hermann ha decidido escoger el camino más efectivo, "el buen camino", la vía judicial, para "cobrarse" semejante agravio. Es lo que tenía que hacer. No seré yo quien defienda a un individuo como Wyoming, pero, sinceramente si tras ver el sketch no te das cuenta de que es un montaje (ellos lo advierten), eres simplemente, subnormal. ¿Mal hecho? Sí. ¿Conducta censurable? Sí. ¿Perseguible judicialmente? Sí. Ahora establecer una relación de causalidad entre el video y la agresión me parece de una altura intelectual y moral tan abominable como el video en sí.
Los datos sobre el incidente son altamente morbosos y sospechosamente farragosos. Desde varios flancos le han intentado colgar al pobre Hermann, el Sambenito de mariquita, o más bien, de maricona, ¿Por qué? Pues porque el Pisuerga pasa por Valladolid y por la cercanía que separa la Calle Almirante del barrio sodomita por antonomasia de Madrid, Chueca. Puestos a ejecutar la práctica periodística más en boga en la actualidad: "Echar mierda"... barra libre a todo y de todo: Que si estaba borracho, que si estaba drogado, que si la combinación de las ambas, que de haber surgido alguna disputa se habría producido dentro del bar, que si sucedió sucedió fuera del antro tipo "desguace", que si hay denuncia, que si no la hay, que si tiene cuatro costillas rotas, que si un pulmón está encharcado -todavía le queda otro- que si se lesionó porque su equilibro estaba bastante menos fino que él y eso le llevó a colisionar contra un taburete del "Tony 2", que si fue fruto caprichoso del azar, que si fueron profesionales, que si se metió con un proxeneta acompañado de dos putas... dos putas o cuatrocientas. ¿Qué más da? ¿Patada o Puñetazo? ¿Trick or Threat?
El problema real sería mucho más grave en el caso de que "Hermannator" no haya sido cooperador necesario de su propio infortunio. De ser así, estaríamos hablando de algo tan antiguo y tan arraigado como la mala bestia del odio. Un odio incandescente, bipartidista y lleno de talante que sobrealimentan los partidos políticos de ambos lados como si estuviesen bendiciendo para que se vuelva todo obeso mórbido crónico . Eso sí debería ocupar titulares pero... no interesa. Lo que interesa es el BLA-BLA de que estamos en un país la hostia de democrático. Es tan, tan, tan democrático que incluso se puede llegar a agredir a un individuo por ejercer su derecho a pensar y expresarse en "libertad". Nos entrenan como si fuesemos "Pitbulls" blancos o negros para ver desde un gran palco cómo los hijos de una misma camada se desangran a mordiscos sin más motivos aparentes que el haber nacido con distintos colores. Hasta aquí hemos llegado pero... ¿Hasta dónde vamos a llegar? Joder, ya puestos, que extirpen como a un feto del Código Penal el agravante de fratricidio.
2)Que "Hemannnator" lee con tan poco brío el autocue desde una cama de hospital como desde un plató de televisión. Él, ahí, fiel así mismo pero vestido como un híbrido resultado de la mezcla de Hugh Hefner -Hef- con la "muñeca vestida de azul".
De los motivos reales de la posible "paliza" nada de nada.
Algunos medios han intentado vincular la agresión de Tertsch con la emisión de el video emitido por la Sexta en el programa de "El Gran Wyoming", "El Intermedio", en el que el ahora conductor de "Diario de la Noche " (ayer colaborador del diario "El País") aparecía como protagonista de un montaje que tomaba como punto de partida unas declaraciones relaes del periodista: «Les aseguro que si yo pudiera matar a 15 ó 20 miembros de Al-Qaida por liberar a nuestros tres compatriotas lo haría sin ninguna duda». Hasta aquí bien. Doblando su voz de forma torticera y haciendo alarde del mal gusto al que nos tienen acostumbrados añadieron los esbirros de Roures: «Les aseguro que si yo pudiera matar a 15 o 20 pacifistas que prefieren morir a matar (...) a 15 o 20 ministros por algo de dinero (...) a 15 o 20 menores, lo haría sin la menor duda». Execrable. Por eso mismo Hermann ha decidido escoger el camino más efectivo, "el buen camino", la vía judicial, para "cobrarse" semejante agravio. Es lo que tenía que hacer. No seré yo quien defienda a un individuo como Wyoming, pero, sinceramente si tras ver el sketch no te das cuenta de que es un montaje (ellos lo advierten), eres simplemente, subnormal. ¿Mal hecho? Sí. ¿Conducta censurable? Sí. ¿Perseguible judicialmente? Sí. Ahora establecer una relación de causalidad entre el video y la agresión me parece de una altura intelectual y moral tan abominable como el video en sí.
Los datos sobre el incidente son altamente morbosos y sospechosamente farragosos. Desde varios flancos le han intentado colgar al pobre Hermann, el Sambenito de mariquita, o más bien, de maricona, ¿Por qué? Pues porque el Pisuerga pasa por Valladolid y por la cercanía que separa la Calle Almirante del barrio sodomita por antonomasia de Madrid, Chueca. Puestos a ejecutar la práctica periodística más en boga en la actualidad: "Echar mierda"... barra libre a todo y de todo: Que si estaba borracho, que si estaba drogado, que si la combinación de las ambas, que de haber surgido alguna disputa se habría producido dentro del bar, que si sucedió sucedió fuera del antro tipo "desguace", que si hay denuncia, que si no la hay, que si tiene cuatro costillas rotas, que si un pulmón está encharcado -todavía le queda otro- que si se lesionó porque su equilibro estaba bastante menos fino que él y eso le llevó a colisionar contra un taburete del "Tony 2", que si fue fruto caprichoso del azar, que si fueron profesionales, que si se metió con un proxeneta acompañado de dos putas... dos putas o cuatrocientas. ¿Qué más da? ¿Patada o Puñetazo? ¿Trick or Threat?
El problema real sería mucho más grave en el caso de que "Hermannator" no haya sido cooperador necesario de su propio infortunio. De ser así, estaríamos hablando de algo tan antiguo y tan arraigado como la mala bestia del odio. Un odio incandescente, bipartidista y lleno de talante que sobrealimentan los partidos políticos de ambos lados como si estuviesen bendiciendo para que se vuelva todo obeso mórbido crónico . Eso sí debería ocupar titulares pero... no interesa. Lo que interesa es el BLA-BLA de que estamos en un país la hostia de democrático. Es tan, tan, tan democrático que incluso se puede llegar a agredir a un individuo por ejercer su derecho a pensar y expresarse en "libertad". Nos entrenan como si fuesemos "Pitbulls" blancos o negros para ver desde un gran palco cómo los hijos de una misma camada se desangran a mordiscos sin más motivos aparentes que el haber nacido con distintos colores. Hasta aquí hemos llegado pero... ¿Hasta dónde vamos a llegar? Joder, ya puestos, que extirpen como a un feto del Código Penal el agravante de fratricidio.
lunes, 14 de diciembre de 2009
Días como éste
Hoy me desperté a las 8.30 am. y decidí darle el día libre al despertador. ¿El trabajo? ¡Y a quién narices le importa! A mi, desde luego, no. Es lunes, estoy en Madrid con él a mi vera y fuera está nevando. Le miro. Está de perfil. Me pierdo durante horas en las líneas perfectamente dibujadas de su rostro. Se destapa. Le tapo para que no coja frío pero me encanta verle destapado. Me asomo a la ventana para ver el panorama exterior y al correr las cortinas deduzco que debe hacer mucho frío porque la gente va disfrazada de esquimal y camina desacompasada como si fuesen pingüinos. Él ha decidido mandar a su agenda a hacer puñetas para quedarse conmigo entre las sábanas. En días como este sólo quiero estar con él, y no abundan tanto. Hemos dormido, nos hemos amado y hemos vuelto a dormir. Hacia las once he hecho que recuperase energías con unas tostadas y un zumito de naranja natural. Normalmente nunca desayuna. Nos quedaremos en el sofá amarillo acurrucaditos y cubiertos por su mantita de cuadros. Me estará haciendo cosquillas durante horas, me dirá que me quiere y le responderé con el clásico: "yo a ti más". Veremos todas las pelis que podamos ver. Leeremos un buen rato, él algo que le guste, y yo , algo que le apeste. Adiós a las llamadas, adiós a los compromisos. Sólos los dos.
En días como este me hubiese encantado no tener que escribir lo que imagino desde mi ordenador en Castellana 36-38
En días como este me hubiese encantado no tener que escribir lo que imagino desde mi ordenador en Castellana 36-38
sábado, 12 de diciembre de 2009
Naranjas cada vez que te levantas
No pude evitar pensar en ella cuando leí estas líneas del buen Julio Rodriguez:
"Debería exprimir naranjas cada vez que te levantas.
Debería escribir tu nombre a cada paso,
amarrarme a tu espalda cuando inicias el vuelo...
...Debería dar gracias a Dios por cada leve acuerdo de tu tacto;
debería desgarrar el pan duro, amasar tus dilemas,
resolver ser feliz cada vez que regresas a la casa..."
"... Debería dejar que me dejaras sólo y que volaras
con alguien que te exprimiera, a los pies de tu cama,
naranjas cada vez que te levantas."
Hacía tiempo que había pasado los treinta pero parecía una niña. Su voz era aguda, dulce y melosa. Su pelo largo, castaño y abrupto. Tenía un cuerpecito coqueto y menudo, un producto extraordinario y delicado que parecía estar construído para rendir culto a lo sagrado. La estrechez de su cintura hacía que no pudieses dejar de pensar en lo extraordinariamente afortunado que sería quien tuviese el privilegio de aferrarse a ella como a la vida. Sus piernas eran nerviosas, pícaras e inquietas. Sus rodillitas huesudas y traviesas. Sus brazos estilizados, vivos, elegantes. Sus pechos discretos, coquetos e imperfectamente perfectos, como dos montañitas que contienen el mundo. Su sonrisa ancha, sincera y tan generosa como ella. Su nariz era graciosa, discreta y armoniosa. Si intentase describir sus ojos sería desde la arena de una cala salvaje, la visión de un atardecer en soledad con la luna esperando nerviosa muriéndose por iluminar un océano repleto de corales.
Sólo pude adorarla. La miraba embobada durante el tiempo que me regalaba, mientras leíamos en la piscina, mientras preparaba con esmero cafés que ni probaba, mientras eligía el vino adecuado para cualquier cena, cuando me enseñaba la última preciosidad que había adquirido o cuando sacrificaba su tiempo para escoltarme hasta el médico como guardiana de mi vida. -Esta vez todo va a ir bien- Siempre supe que no.
Si hubieses tenido el placer de conocerla jamás podríais haber imaginado que tras toda esa energía, ese júbilo y esa bondad se erigía alta y orgullosa una mujer a quien el pasado había herido de muerte en más de una ocasión. Parecía imposible pensar que dentro de algo tan pequeñito y divino existiese tanta hambre, tanto afán de superación, tanta fortaleza.
Recuerdo como se asustaba casi tanto como yo cuando le decía que si hubiese sido hombre me hubiese enamorado de ella sin remedio y habría disfrutado amándola con mayúsculas y con vocación de eternidad Le contaba mientras se reía con un tono cargado de incredulidad el placer que supondría colmar a mi princesa con todo lo que se le hubiese antojado. El privilegio que supondría entregar cada minuto a mimar a un ser tan bello por dentro y por fuera cada segundo de su existencia. Estoy segura de que llegará el día en que alguien tan especial como ella le ofrecezca las puntitas de los espárragos de la ensalada, y con un beso de película hará que flexione con toda su coquetería exhuberante una de sus rodillitas huesudas y traviesas y le dará "Naranjas cada vez que se levanta".
"Debería exprimir naranjas cada vez que te levantas.
Debería escribir tu nombre a cada paso,
amarrarme a tu espalda cuando inicias el vuelo...
...Debería dar gracias a Dios por cada leve acuerdo de tu tacto;
debería desgarrar el pan duro, amasar tus dilemas,
resolver ser feliz cada vez que regresas a la casa..."
"... Debería dejar que me dejaras sólo y que volaras
con alguien que te exprimiera, a los pies de tu cama,
naranjas cada vez que te levantas."
Hacía tiempo que había pasado los treinta pero parecía una niña. Su voz era aguda, dulce y melosa. Su pelo largo, castaño y abrupto. Tenía un cuerpecito coqueto y menudo, un producto extraordinario y delicado que parecía estar construído para rendir culto a lo sagrado. La estrechez de su cintura hacía que no pudieses dejar de pensar en lo extraordinariamente afortunado que sería quien tuviese el privilegio de aferrarse a ella como a la vida. Sus piernas eran nerviosas, pícaras e inquietas. Sus rodillitas huesudas y traviesas. Sus brazos estilizados, vivos, elegantes. Sus pechos discretos, coquetos e imperfectamente perfectos, como dos montañitas que contienen el mundo. Su sonrisa ancha, sincera y tan generosa como ella. Su nariz era graciosa, discreta y armoniosa. Si intentase describir sus ojos sería desde la arena de una cala salvaje, la visión de un atardecer en soledad con la luna esperando nerviosa muriéndose por iluminar un océano repleto de corales.
Sólo pude adorarla. La miraba embobada durante el tiempo que me regalaba, mientras leíamos en la piscina, mientras preparaba con esmero cafés que ni probaba, mientras eligía el vino adecuado para cualquier cena, cuando me enseñaba la última preciosidad que había adquirido o cuando sacrificaba su tiempo para escoltarme hasta el médico como guardiana de mi vida. -Esta vez todo va a ir bien- Siempre supe que no.
Si hubieses tenido el placer de conocerla jamás podríais haber imaginado que tras toda esa energía, ese júbilo y esa bondad se erigía alta y orgullosa una mujer a quien el pasado había herido de muerte en más de una ocasión. Parecía imposible pensar que dentro de algo tan pequeñito y divino existiese tanta hambre, tanto afán de superación, tanta fortaleza.
Recuerdo como se asustaba casi tanto como yo cuando le decía que si hubiese sido hombre me hubiese enamorado de ella sin remedio y habría disfrutado amándola con mayúsculas y con vocación de eternidad Le contaba mientras se reía con un tono cargado de incredulidad el placer que supondría colmar a mi princesa con todo lo que se le hubiese antojado. El privilegio que supondría entregar cada minuto a mimar a un ser tan bello por dentro y por fuera cada segundo de su existencia. Estoy segura de que llegará el día en que alguien tan especial como ella le ofrecezca las puntitas de los espárragos de la ensalada, y con un beso de película hará que flexione con toda su coquetería exhuberante una de sus rodillitas huesudas y traviesas y le dará "Naranjas cada vez que se levanta".
jueves, 10 de diciembre de 2009
Amicitia
Decía que me conocía. Que me llamaba: "mi rubita" cuando íbamos a primero. También tenía el sobrenombre de "Made in Spain", así me conocía, más bien, su novia. También decía más cosas como que yo le había parecido exhacervadamente altiva porque, al parecer, en una ocasión habíamos coincidido en una tienda de ropa muy conocida de la calle Princesa de Madrid en la que le había propinado una mirada directa y desdeñosa y ni tan siquiera me había dignado a saludarle. -Claro, estaba en lo cierto, no pude saludarle porque no sabía quién era- No me había fijado nunca en él pese a que juraba y perjuraba que compartíamos pasillo, humo, gritos y que su clase estaba ubicada justamente frente a la mía. Ahora, "a toro pasado", creo que tuvo que sentarle "a cuerno quemado" que yo, no reparase en alguien tan genuino como él.
Hace casi seis años fusionaron varias clases en una y, por primera vez, coincidimos. Coincidimos tanto que terminó sentandose justo detrás de mi en la fila de pupitres que ocupaban el centro del aula. Segundo de carrera. Él tenía un compañero de mesa extremadamente corpuleto a lo largo y a lo ancho -como buen jugador de rugby que era-, su pigmentación facial tendía a rojiza y estaba afectado por la dolencia de una timidez superlativa hacia el sexo femenino que le impedía emitir palabras pero no sonidos del tipo: "BRRRRLLL-BRRRLLL..."(Algunos lo denominarían como: toda una "bestia babeante de flujos"). Popy hablaba y su compañero asentía y le reía las gracias que, entonces para mí, no eran graciosas. Por ello se ganaron a pulso un mote cuya autoría asumo gustosa: José Luis Moreno y Macario.
Popy era un chico espigado, con el cabello ensortijado, de un rubio apagado y una melena intermedia y viva, tenía una mandíbula prominente y unas manos elegantes que jamás habían conocido los beneficios de una crema hidratante pero sí los de un piano o una guitarra -pese a ello doy fe de que eran suaves-. Vestía de negro riguroso y llevaba camisetas con unos dibujos horripilantes que corrrespondían a unos grupos de música imposibles de reconocer para alguien como yo obsesionada -como ahora- por los acordes y desacuerdos del jazz más tradicional. Siempre olía a limpio y nunca usaba conlonia. Su olor se debía una combinación atinada entre champú y suavizante. Siempre llegaba a las cuatro de la tarde con su melena húmeda y recién cepillada. -Lo sigue haciendo aunque ya no nos veamos a las cuatro de la tarde-
Al principio me resultaba, probablemente, tan poco interesante como yo a él. Al principio. Comenzamos a hablar dentro de un grupito del que no quedó nada excepto nosotros dos. Había que reconocer que el chaval tenía retranca, era incisivo e impertinente pero jamás insolente. Teníamos algo en común: detestabamos todo lo relacionado con "ese rollo de la amistad". Ambos habíamos sufrido traiciones de lo más hirientes en el pasado. Teníamos a orgullo ser unos chicos populares, escépticos y radicales sin darnos cuenta de que nos habíamos convertido en la pruba viviente de que, simplemente, encarnábamos aquello en lo que no queríamos creer. Eramos amigos. Día a día fuimos perdiendo nuestra individualidad en una nebulosa en la que resultaba imposible discernir quién era quién. Eramos "Popy y Mandy" o "Mandy y Popy". El heavy más duro que el viento y la pija más pija de Periodismo.
Ha llovido mucho desde aquel primer día en aquel aula de la facultad de Humanidades y Ciencias de la Información- tanto que ahora tiene el pelo por la cintura- y más que lloverá. Hemos cambiado, hemos crecido y hemos menguado pero lo hemos hecho siempre juntos aunque por separado. Él es mi medio "Orgullo Ibérico", mi estrella del Methal más metalero, el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo, todo un monaguillo, un perfecto boy scout vende galletas, es mi Popito. Y yo...Yo soy, su "pequeño Pony", su "niña mala", su "abuelita Mandy" de la derecha más derechona y una "mega diosa" que siempre ha sido demasiado viejuna para ser considerada como objetivo.
El otro día estuve mirando y remirando unas fotos y un vídeo que su padre grabó bajo el título: "Gradución de Popy y Mandy" no pude dejar de llorar. -¡Y tantas otras que hemos vivido, y tantas otras que viviremos!-Y para mi, vivir es una palabra pequeña que en multitud de ocasiones él me ha hecho ver grande. Sólo puedo dar gracias porque somos unos melosos, apestosos e "infectos" que practican la "mugre" en una especie de tragicomedia adolescente a la americana de muy baja calidad y presupuesto inexistente en la que siempre fuimos somos y seremos amigos inseparables que ejercitan la "falacia" esa de la verdadera amistad.
Hace casi seis años fusionaron varias clases en una y, por primera vez, coincidimos. Coincidimos tanto que terminó sentandose justo detrás de mi en la fila de pupitres que ocupaban el centro del aula. Segundo de carrera. Él tenía un compañero de mesa extremadamente corpuleto a lo largo y a lo ancho -como buen jugador de rugby que era-, su pigmentación facial tendía a rojiza y estaba afectado por la dolencia de una timidez superlativa hacia el sexo femenino que le impedía emitir palabras pero no sonidos del tipo: "BRRRRLLL-BRRRLLL..."(Algunos lo denominarían como: toda una "bestia babeante de flujos"). Popy hablaba y su compañero asentía y le reía las gracias que, entonces para mí, no eran graciosas. Por ello se ganaron a pulso un mote cuya autoría asumo gustosa: José Luis Moreno y Macario.
Popy era un chico espigado, con el cabello ensortijado, de un rubio apagado y una melena intermedia y viva, tenía una mandíbula prominente y unas manos elegantes que jamás habían conocido los beneficios de una crema hidratante pero sí los de un piano o una guitarra -pese a ello doy fe de que eran suaves-. Vestía de negro riguroso y llevaba camisetas con unos dibujos horripilantes que corrrespondían a unos grupos de música imposibles de reconocer para alguien como yo obsesionada -como ahora- por los acordes y desacuerdos del jazz más tradicional. Siempre olía a limpio y nunca usaba conlonia. Su olor se debía una combinación atinada entre champú y suavizante. Siempre llegaba a las cuatro de la tarde con su melena húmeda y recién cepillada. -Lo sigue haciendo aunque ya no nos veamos a las cuatro de la tarde-
Al principio me resultaba, probablemente, tan poco interesante como yo a él. Al principio. Comenzamos a hablar dentro de un grupito del que no quedó nada excepto nosotros dos. Había que reconocer que el chaval tenía retranca, era incisivo e impertinente pero jamás insolente. Teníamos algo en común: detestabamos todo lo relacionado con "ese rollo de la amistad". Ambos habíamos sufrido traiciones de lo más hirientes en el pasado. Teníamos a orgullo ser unos chicos populares, escépticos y radicales sin darnos cuenta de que nos habíamos convertido en la pruba viviente de que, simplemente, encarnábamos aquello en lo que no queríamos creer. Eramos amigos. Día a día fuimos perdiendo nuestra individualidad en una nebulosa en la que resultaba imposible discernir quién era quién. Eramos "Popy y Mandy" o "Mandy y Popy". El heavy más duro que el viento y la pija más pija de Periodismo.
Ha llovido mucho desde aquel primer día en aquel aula de la facultad de Humanidades y Ciencias de la Información- tanto que ahora tiene el pelo por la cintura- y más que lloverá. Hemos cambiado, hemos crecido y hemos menguado pero lo hemos hecho siempre juntos aunque por separado. Él es mi medio "Orgullo Ibérico", mi estrella del Methal más metalero, el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo, todo un monaguillo, un perfecto boy scout vende galletas, es mi Popito. Y yo...Yo soy, su "pequeño Pony", su "niña mala", su "abuelita Mandy" de la derecha más derechona y una "mega diosa" que siempre ha sido demasiado viejuna para ser considerada como objetivo.
El otro día estuve mirando y remirando unas fotos y un vídeo que su padre grabó bajo el título: "Gradución de Popy y Mandy" no pude dejar de llorar. -¡Y tantas otras que hemos vivido, y tantas otras que viviremos!-Y para mi, vivir es una palabra pequeña que en multitud de ocasiones él me ha hecho ver grande. Sólo puedo dar gracias porque somos unos melosos, apestosos e "infectos" que practican la "mugre" en una especie de tragicomedia adolescente a la americana de muy baja calidad y presupuesto inexistente en la que siempre fuimos somos y seremos amigos inseparables que ejercitan la "falacia" esa de la verdadera amistad.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Centena
"Soñé contigo esta noche: Te desfallecías de mil maneras
Y murmurabas tantas cosas..." (P.Verlaine)
A Carmen le bastaron cinco horas para reprocharle toda una vida a Mario. Acabo de pasar más de cien horas contigo y me muero por tener las horas necesarias para conformar una vida en la que el derecho de admisión impida la entrada a los reproches. Cien horas que son como cien vidas... y trescientos minutos desde que cerré la puerta con un te quiero en los labios.
Y murmurabas tantas cosas..." (P.Verlaine)
A Carmen le bastaron cinco horas para reprocharle toda una vida a Mario. Acabo de pasar más de cien horas contigo y me muero por tener las horas necesarias para conformar una vida en la que el derecho de admisión impida la entrada a los reproches. Cien horas que son como cien vidas... y trescientos minutos desde que cerré la puerta con un te quiero en los labios.
lunes, 7 de diciembre de 2009
Supermarché I
Siempre les he profesado una devoción cuasi obsesiva a los supermercados. ¿Qué abre uno nuevo? Allí me planto (pero una es una sibarita y tiene, claro está, sus predilectos). Soy el conejillo de indias perfecto para los directivos de marketing de las empresas publicitarias, conmigo todo funciona, identifico la treta, me doy una palmadita en la espalda y... y extiendo el brazo. ¿Carrito o cesta? Depende de a qué altura de mes estemos. ¡¡¡Uyyy como toque carritooo!!! Primera sección: Guarradas. Con guarradas me refiero, en primer lugar, al orgásmico mundo del chocolate.
Requisito mínimo: que tenga leche. Una vez cumplido...¡a soñar! Últimamente el mundo alpino de Milka se lleva la palma. Parece que me leen el pensamiento ¡y con cierre fácil y todo! Sí señor, así se hacen las cosas. Tabletas que proporcionan 300 gramos de placer. Toffe Caramelo y avellanas, trufa y almendras, Triolade, relleno de crema de fresa, con avellanas enteras -llegados a este punto os vendrá a la memoria la famosa escena de Forrest Gump en la que Bubba empieza a enumerar las posibles formas de cocinar gambas y notaréis cómo el miedo os invadeeee- (hacéis bien, porque sigue), choco-swing de barquillo, de cookie y de galleta... en la categoría intermedia, 160 gramos, nos encontramos con los Tendres Moments rellenitos de mousse de chocolate, avellanas o cappuccino. Por último está la tableta "peso pluma": "Con 80 gramos de peso y un montón de suaves y cremosas burbujas, demos la bienvenida a... Lufflé".
Después del chocolate me dirijo en trance y la mar de feliz a la sección de cafés con mi cafetera Dolce Gusto en mente y ... ¡arraso! Pero como no quiero hacerle feos a ninguna marca no me olvido tampoco de adquirir Cappuccinos de vainilla y caramelo.
Cerca están los cereales. Me vuelven loca. me gustan todos. Esas almohadillas rellenas de cremita, los de canela, los de avena, los Special K con todas sus declinaciones frutales, Frosties, Smacks... Cuánto echo de menos los "Lucky Charms".
Siguiente paso: Bebidas. Coca- Cola ZERO por metros cúbicos. Fanta Naranja ZERO, Fanta Limón ZERO, Sweppes de kiwi, naranja sanguina y de lo que haga falta... y por si me deshidrato zumitos de esos que contienen todas las frutas impronunciables del mundo mundial con, por lo menos, doscientas mil vitaminas tan impronunciables como los nombres de las frutas.
En ese preciso instante comienzo a sentir una vergüenza del tamaño del Empire State y me siento obligada a adquirir eso que se llaman "básicos" y que, básicamente, no me proporcionan ningún tipo de sensación mística. Huevos XXL (como los de Bardém... da igual si los de Pilar o los de Javier), leche desnatada embotellada, pan de molde, mermelada de arándanos, frambuesa o frutas del bosque, nata líquida light, carne picada, pechuguitas de pollo, tournedó, jamoncito ibérico, quesos por doquier... y... de pronto, diviso en lontananza... ¡Nooooooooooooo!... la sección verde que siempre se pone más verde -si cabe- en mi nevera. Digamos que cultivo nuevas especies de microbios resistentes al frío. Rúcula, Canónigos, lechuga Iceberg, endivias, tomatitos cherry en rama, cebolla roja, pepino,patatas, zanahorias baby carrot, piña, kiwis amarillos, granadas, cerezas, sandías y melones cantaloupe, frambuesas (en temporada)... ¡Basta ya!
Como ya he sido buena, puedo empezar de nuevo a ser mala. ¡¡¡¡Pasta!!!, tortillas para hacer fajitas, guacamole, salsa tex-mex, salsa de burritos, salsa de queso, humus..... y me falta la sección de congelados... pizza gordota americana Findus, pizzas Dr. Oetker, crépes rellenos de jamón y queso, panecillos gourmet para hornear, sorbete de limón, helado de turrón... ñam-ñam
Pero una es muy limpita (corporalmente hablando porque desconozco totalmente las técnicas de limpieza del hogar y los productos y útiles con los que se llevan a cabo) y empieza a pensar en champús para el pelito -Elvive tiene uno nuevo antirotura estupendo-, mascarillas, suavizantes, sérums, toallitas desmaquillantes, gel de cuerpo de granada, de chocolate, pasta de dientes de peques...
A buscar caja. Mentalmente ya he realizado un cálculo absurdo que ayuda a mi autoengaño y consiste en redondear a lo bestia el precio de cada producto porque así cuando veo que son cincuenta euros menos en la caja me sonrío pensando en lo buena chica que he sido y en lo cara que pese a mi triquiñuela está la vida. Pero ya sabemos que sólo el hombre tropieza dos veces con la misma piedra, y por mi condición de fémina, añado que tal vez el hombre tropiece dos veces con la misma piedra... pero lo sí es seguro es que la mujer tropezará quinientas porque irremediablemente...."SEMOS ASÍN". Por cierto, ¿algún voluntari@ para hacer la compra conmigo?
Requisito mínimo: que tenga leche. Una vez cumplido...¡a soñar! Últimamente el mundo alpino de Milka se lleva la palma. Parece que me leen el pensamiento ¡y con cierre fácil y todo! Sí señor, así se hacen las cosas. Tabletas que proporcionan 300 gramos de placer. Toffe Caramelo y avellanas, trufa y almendras, Triolade, relleno de crema de fresa, con avellanas enteras -llegados a este punto os vendrá a la memoria la famosa escena de Forrest Gump en la que Bubba empieza a enumerar las posibles formas de cocinar gambas y notaréis cómo el miedo os invadeeee- (hacéis bien, porque sigue), choco-swing de barquillo, de cookie y de galleta... en la categoría intermedia, 160 gramos, nos encontramos con los Tendres Moments rellenitos de mousse de chocolate, avellanas o cappuccino. Por último está la tableta "peso pluma": "Con 80 gramos de peso y un montón de suaves y cremosas burbujas, demos la bienvenida a... Lufflé".
Después del chocolate me dirijo en trance y la mar de feliz a la sección de cafés con mi cafetera Dolce Gusto en mente y ... ¡arraso! Pero como no quiero hacerle feos a ninguna marca no me olvido tampoco de adquirir Cappuccinos de vainilla y caramelo.
Cerca están los cereales. Me vuelven loca. me gustan todos. Esas almohadillas rellenas de cremita, los de canela, los de avena, los Special K con todas sus declinaciones frutales, Frosties, Smacks... Cuánto echo de menos los "Lucky Charms".
Siguiente paso: Bebidas. Coca- Cola ZERO por metros cúbicos. Fanta Naranja ZERO, Fanta Limón ZERO, Sweppes de kiwi, naranja sanguina y de lo que haga falta... y por si me deshidrato zumitos de esos que contienen todas las frutas impronunciables del mundo mundial con, por lo menos, doscientas mil vitaminas tan impronunciables como los nombres de las frutas.
En ese preciso instante comienzo a sentir una vergüenza del tamaño del Empire State y me siento obligada a adquirir eso que se llaman "básicos" y que, básicamente, no me proporcionan ningún tipo de sensación mística. Huevos XXL (como los de Bardém... da igual si los de Pilar o los de Javier), leche desnatada embotellada, pan de molde, mermelada de arándanos, frambuesa o frutas del bosque, nata líquida light, carne picada, pechuguitas de pollo, tournedó, jamoncito ibérico, quesos por doquier... y... de pronto, diviso en lontananza... ¡Nooooooooooooo!... la sección verde que siempre se pone más verde -si cabe- en mi nevera. Digamos que cultivo nuevas especies de microbios resistentes al frío. Rúcula, Canónigos, lechuga Iceberg, endivias, tomatitos cherry en rama, cebolla roja, pepino,patatas, zanahorias baby carrot, piña, kiwis amarillos, granadas, cerezas, sandías y melones cantaloupe, frambuesas (en temporada)... ¡Basta ya!
Como ya he sido buena, puedo empezar de nuevo a ser mala. ¡¡¡¡Pasta!!!, tortillas para hacer fajitas, guacamole, salsa tex-mex, salsa de burritos, salsa de queso, humus..... y me falta la sección de congelados... pizza gordota americana Findus, pizzas Dr. Oetker, crépes rellenos de jamón y queso, panecillos gourmet para hornear, sorbete de limón, helado de turrón... ñam-ñam
Pero una es muy limpita (corporalmente hablando porque desconozco totalmente las técnicas de limpieza del hogar y los productos y útiles con los que se llevan a cabo) y empieza a pensar en champús para el pelito -Elvive tiene uno nuevo antirotura estupendo-, mascarillas, suavizantes, sérums, toallitas desmaquillantes, gel de cuerpo de granada, de chocolate, pasta de dientes de peques...
A buscar caja. Mentalmente ya he realizado un cálculo absurdo que ayuda a mi autoengaño y consiste en redondear a lo bestia el precio de cada producto porque así cuando veo que son cincuenta euros menos en la caja me sonrío pensando en lo buena chica que he sido y en lo cara que pese a mi triquiñuela está la vida. Pero ya sabemos que sólo el hombre tropieza dos veces con la misma piedra, y por mi condición de fémina, añado que tal vez el hombre tropiece dos veces con la misma piedra... pero lo sí es seguro es que la mujer tropezará quinientas porque irremediablemente...."SEMOS ASÍN". Por cierto, ¿algún voluntari@ para hacer la compra conmigo?
viernes, 4 de diciembre de 2009
Interrogatorio
-¿De qué color tengo los ojos?-
- De un marrón precioso-
-¿Marrón precioso? Son pardos, qué poco te fijas en mi. Tú sí que los tienes marrones, marrones entremezclados con negro azabache-
-No son pardos, son más bien oliva... tienes razón. Depende de la luz que les de o de si tu tez está vestida de palidez invernal o de dorado estival. Por cierto, me gusta que en verano te salgan pecas y se te aclare el pelo.
- ¿Sabes cuántos lunares tengo?-
-No-
-¿Ves? no me prestas ni la más mínima atención-
-¡Pero qué dices! Si me vuelve loquito ese lunar gordito que tienes en el pecho izquierdo, tiene forma de corazón, y también me encantan esos simétricos que tienes en el centro de cada muslo-
-Intenta acallar tu conciencia. Tú tienes 74. Y me parece que te está saliendo otro justo donde la espalda pierde su nombre. ¿Ves la diferencia, no?-
- No es cuestión de atención, ni de diferencias-
-¿Sabes cuándo cuento tus lunares? Cuando bendigo cada centímetro de tu piel con mis besos-
- Cuando estás desnuda no puedo hacer nada cerebral, cariño. Sólo recorro y recorro sitemas montañosos y cavernas climatizadas en las que me pierdo y ... mientras tú bendices, yo siembro-
-(Ella sonríe de forma contenida y mira hacia la ventana) Sí, no necesitas mapa, tienes una excelente orientación, o simplemente ya conoces todos los caminos. ¿No te cansarás de recorrer siempre el mismo itinerario? Desde que te conozco no puedo imaginar que existan rutas más fascinantes que las que me ofertas y eso, me da escalofríos -
-Nunca-
-¿Nunca? ¿Sólo nunca? No suena muy convincente-
-Ven, mírame... schhhh.... (comienza a recitar susurrándole al oído):
"De pie como un cerezo sin cáscara ni flores..."
-(Ella interrumpe a su amado poniendole el dedo índice sobre los labios)-Calla-
-"... especial, encendido, con venas y saliva,
y dedos y testículos,
miro una niña de papel y luna,
horizontal, temblando y respirando y blanca
y sus pezones como dos cifras separadas
y la rosal reunión de sus piernas en donde
su sexo de pestañas nocturnas parpadea...."-
- (con la repiración entrecortada le pide que no pare)-
- No sabes lo que quieres, ¿o tal vez si? Sí se lo que quieres, me deseas a mi casi tanto como yo a ti. ¡Schhhhhh! (prosigue recitando):
"...La pondré como una espada o un espejo,
y abriré hasta la muerte sus piernas temerosas,
y morderé sus orejas y sus venas,
y haré que retroceda con los ojos cerrados
en un espeso río de..."-
-(En tono de rendición). No importa que no sepas cuál es el color de mis ojos, ni cuantos lunares adornan mi cuerpo... pero.... por favor, no dejes de caminar-
- De un marrón precioso-
-¿Marrón precioso? Son pardos, qué poco te fijas en mi. Tú sí que los tienes marrones, marrones entremezclados con negro azabache-
-No son pardos, son más bien oliva... tienes razón. Depende de la luz que les de o de si tu tez está vestida de palidez invernal o de dorado estival. Por cierto, me gusta que en verano te salgan pecas y se te aclare el pelo.
- ¿Sabes cuántos lunares tengo?-
-No-
-¿Ves? no me prestas ni la más mínima atención-
-¡Pero qué dices! Si me vuelve loquito ese lunar gordito que tienes en el pecho izquierdo, tiene forma de corazón, y también me encantan esos simétricos que tienes en el centro de cada muslo-
-Intenta acallar tu conciencia. Tú tienes 74. Y me parece que te está saliendo otro justo donde la espalda pierde su nombre. ¿Ves la diferencia, no?-
- No es cuestión de atención, ni de diferencias-
-¿Sabes cuándo cuento tus lunares? Cuando bendigo cada centímetro de tu piel con mis besos-
- Cuando estás desnuda no puedo hacer nada cerebral, cariño. Sólo recorro y recorro sitemas montañosos y cavernas climatizadas en las que me pierdo y ... mientras tú bendices, yo siembro-
-(Ella sonríe de forma contenida y mira hacia la ventana) Sí, no necesitas mapa, tienes una excelente orientación, o simplemente ya conoces todos los caminos. ¿No te cansarás de recorrer siempre el mismo itinerario? Desde que te conozco no puedo imaginar que existan rutas más fascinantes que las que me ofertas y eso, me da escalofríos -
-Nunca-
-¿Nunca? ¿Sólo nunca? No suena muy convincente-
-Ven, mírame... schhhh.... (comienza a recitar susurrándole al oído):
"De pie como un cerezo sin cáscara ni flores..."
-(Ella interrumpe a su amado poniendole el dedo índice sobre los labios)-Calla-
-"... especial, encendido, con venas y saliva,
y dedos y testículos,
miro una niña de papel y luna,
horizontal, temblando y respirando y blanca
y sus pezones como dos cifras separadas
y la rosal reunión de sus piernas en donde
su sexo de pestañas nocturnas parpadea...."-
- (con la repiración entrecortada le pide que no pare)-
- No sabes lo que quieres, ¿o tal vez si? Sí se lo que quieres, me deseas a mi casi tanto como yo a ti. ¡Schhhhhh! (prosigue recitando):
"...La pondré como una espada o un espejo,
y abriré hasta la muerte sus piernas temerosas,
y morderé sus orejas y sus venas,
y haré que retroceda con los ojos cerrados
en un espeso río de..."-
-(En tono de rendición). No importa que no sepas cuál es el color de mis ojos, ni cuantos lunares adornan mi cuerpo... pero.... por favor, no dejes de caminar-
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Invierno
Me quedo con el frío, con los abrigos, los forros polares, los calcetines, las chimeneas humeantes, las comidas calientes, el chocolate sólido, líquido y gaseoso, con almendra, trufa o avellana. Me quedo con los cafés en ebullición, con un cigarrillo llamando a otro, con la búsqueda de cobijo en medio del temporal, con la nieve que no palpo desde hace años, con las tardes enclaustrada en casa, con las noches abrazados para combatir el desaire de los grados, con los paseos con katiuskas, con los puestecitos ambulantes de maíz y castañas, con Tony Bennett y sus Christmas Songs, con los "chuzos de punta" que calan los huesos, con su posterior deshielo, con el viento gélido, con el gris, el ocre y el tierra sombra tostada. Me quedo con la melancolía, el violín y el chelo, con el olor a madera, a velas y a incienso. Me quedo con las luces noctámbulas de ciudad, con los calditos al jerez y con el vino caliente francés. Me quedo con los niños sepultados bajo kilométricas bufandas de colores, con sus gorritos de lana rematados en pompón, y con las camisetas interiores blancas que huelen a Nenuco o a Petit Chéri. Me quedo con los días in blue, y con las personas que los hacen, incluso a tu pesar, más llevaderos. Me quedo con las gotas de rocío solidificadas a las seis y con las puestas de sol anaranjadas a las siete, con los árboles esqueléticos y con el espliego moribundo. Me quedo con las pieles que cubren nuestra piel, y con las llagas de los labios que se curan con saliva, con Tagore a medio gas y con Démeter de nones.
martes, 1 de diciembre de 2009
Packaging
you've changed / that sparkle in your eyes has gone
your smile is just a careless yawn / you're breaking my heart, you've changed
you've changed / your kisses are now so blaze
you're bored with me in every way / I can't understand you've changed
you've forgotten the words I love you / each memory that we've shared
you ignore every star above you / I can't realise you ever cared
you've changed / you're not the angel I once knew
no need to tell me that we're through / it's all over now, you've changed /I miss you
Me gustaría embotellar nuestras primeras miradas, los nervios, cada palabra.
Me gustaría embotellar el olor a café, a vino blanco antes del trabajo y a ti.
Me gustaría embotellar las risas, las caricias en el sofá y los besos torpes y nerviosos que pedían más y más.
Me gustaría embotellar la primera noche que fuimos uno porque me entregué a ti como nunca lo había hecho.
Me gustaría embotellar todas las noches contigo excepto en las que no estás.
Me gustaría embotellar tus canas, tus labios, tus muñecas y el tacto de tu piel.
Me gustaría embotellar la reacción de mi cuerpo cuando te acercas o cuando te alejas
Me gustaría embotellar el olor a naranja, melón o a castañas.
Me gustaría embotellar la textura de tus sábanas impregnadas de suavizante.
Me gustaría embotellarte recién salido de la ducha con tu albornoz de rizo blanco y la raya al lado como un niño.
Me gustaría embotellarte llenando la nevera de las rarezas que consumo.
Me gustaría embotellarte abriéndome la puerta con la cara llena de espuma de afeitar.
Me gustaría embotellarte cuando decías que no era un desastre.
Me gustaría embotellarte agarrándome la mano fuerte en misa
Me gustaría embotellarte llevándome sobre tus hombros a la playa.
Me gustaría embotellarte en cada cena.
Me gustaría embotellarte en Italia.
Me gustaría embotellarte en la terraza de la 508 y en cualquier lugar con alfombra o pared.
Me gustaría embotellarte dormido y atacante.
Me gustaría embotellarte cuando lees, cuando te subes las gafas con el dedo corazón.
Me gustaría embotellarte esperándome, soñandome, necesitandome cada día...
Me gustaría embotellar todo lo tuyo y poder guardarlo a buen recaudo, así, al menos, a uno de los dos le resultaría imposible olvidar.
"MQMF"
Es maravilloso comenzar un nuevo día a las seis de la mañana. Aunque no todo es idílico. ¿No se supone que "A quien madruga Dios le ayuda"? Pues no. Te despiertas sóla en una cama grande que te queda más grande todavía por estar sóla. Suma y sigue. En invierno los pajarillos no te despiertan dulcemente con su melodioso canto porque los pobrecitos están en estado de congelación parcial. Así que los primeros sonidos que arañan tus conductos auditivos corresponden a un despertador la mar de molesto que combinas (para asegurarte el madrugón) con el tono que decides seleccionar premeditadamente como tono de alarma en tu teléfono móvil. Ya los he probado todos. Ahora toca: " The Look of Love" de la señora, porque ya no es señorita, Diana Krall.
Y tras diez minutos pensando de forma confusa por qué narices deberías abandonar el catre... lo abandonas sin más. Te cubres con lo que primero que pillas por el dormitorio, y desciendes a la cocina para confeccionar un delicioso cappuccino de sobre con sabor a vainilla. Tras dos minutos en el microondas, extraes la taza y asciendes con ella entre las manos (calentándolas como si estuvieses en el Bronx) hacia la habitación en la que tienes que elegir las capas de tu cebolla. Te duchas con el recelo con que lo haría un minino tuerto -porque las persianas de los ojos aún están bajadas-, tiemblas, te miras en el espejo para averiguar si se ha producido alguna novedad facial digna de mención, a los sumo un poco de corrector de ojeras... compruebas que las luces estén apagadas, la plancha desenchufada, los fogones de la vitrocerámica a cero, ventanas y puertas cerradas... y corres a lo patizamba y a tientas, hacia la parada de un medio de locomoción mercenario.
Hacia las 7.30 al señor autobusero no se le ocurre nada más acertado que cerrar las puertas de su vehículo cuando tú estás justo entre ellas, encima, el tío capullo ni te pide perdón. Se descojona y te dice: "son 2.05 euros". Vale, vale, "se nos ha olvidado eso de ¡buenos días, lamento enormemente haberla espachurrado y todo eso!, majete". Con la cabeza baja buscas una plaza (a ser posible alejada de la mugre y vacía) y entonces escuchas a una pandilla de cinco adolescentes anormales de esos que ven Luna Nueva y gritan: "¡Vaya MQMF!
¿MQMF? ¡Serán gilipollas los imberbes esos! Uno por pretenciosos."QMF" ya es pretencioso y dos, porque la "M", esa "M" que precede a la retahila de siglas, cabrea y mucho. Sobre todo cuando no eres "M". En resúmen: "Para ser una vieja no estás mal". Pero serán zoquetes... no les saco más de trece años. ¿Son tantos? Puede ser que sí.
Tienes que aguantar, como si la cosa no fuera contigo, que hablen de tus posaderas, de tus morros, y de tu gorrita (que incluso se ofrecen a recolocar de un modo más "favorecedor"). Mentalmente les has disparado a bocajarro unas quinientas veces y disfrutas viendo como agonizan desvariando menos que cuando estaban "completitos". Mentalmente. Mentalmente. Crees que no puede ir a peor. Durante los siguientes 15 minutos ya no eres objeto de sus exabruptos y comienzan a conversar animadamente sobre temas de rabioso interés muy propios de su edad.
-Tío, la tronca esa, la Jessi... o te la tiras tú o me la tiro yo-
-Pero si es una guarra, tronco, preguntale al Jairo y a sus colegas-
-Es fea de pelotas pero un cojín en la cabeza y "todo por la patria"- (todos ríen)
-Tíos que no llegamos a primera-
-Buah, me la suda. ¿Eran mates?¿no?-
-Yo total paso, tengo casi un cuatro en el primer parcial y eso sin "hacer el huevo"... está tirao, además la profesora esa de mierda es una zorra-
-¿Quién la vieja esa? Sí, tío una zorra-
-¡Eh! Mirad que flipe de temazo guapo, guapo (sube el volumen del teléfono para hacernos partícipes al resto de los usuarios de transporte público de una canción de Dr. Dre "The Next Episode" -2000-). -Encima los analfaburros estos llevaban nueve años de retraso en su descubrimiento musical... en fin...-
Te deshaces de semejantes especímenes para meterte en el metro y toparte con otros ejemplares semejantes (de los poco cualificados para la normalidad). Todo transcurre sin nada noticiable. Son ya las 8.45 y ya has fichado en el trabajo (encima regalando tiempo, debe ser que el espíritu navideño se empieza a adueñar de nuestros corazones).
Escucho a mi amor y pienso que el día será duro para ambos... (bastante más duro para él)... creo percibir por su voz que está cansado, o aburrido.. o una mezcla de ambos. Le llamo, comunica, me devuelve la llamada y ¡BOOM!. Alguien a quien apreciamos enormemente ha fallecido. Tal vez si hubiese pensado con más cordura los motivos para no levantarme de mi cama vacía, y hubiese tenido el valor de ser consecuente con las conclusiones, ahora no tendríamos nada que lamentar.
Y tras diez minutos pensando de forma confusa por qué narices deberías abandonar el catre... lo abandonas sin más. Te cubres con lo que primero que pillas por el dormitorio, y desciendes a la cocina para confeccionar un delicioso cappuccino de sobre con sabor a vainilla. Tras dos minutos en el microondas, extraes la taza y asciendes con ella entre las manos (calentándolas como si estuvieses en el Bronx) hacia la habitación en la que tienes que elegir las capas de tu cebolla. Te duchas con el recelo con que lo haría un minino tuerto -porque las persianas de los ojos aún están bajadas-, tiemblas, te miras en el espejo para averiguar si se ha producido alguna novedad facial digna de mención, a los sumo un poco de corrector de ojeras... compruebas que las luces estén apagadas, la plancha desenchufada, los fogones de la vitrocerámica a cero, ventanas y puertas cerradas... y corres a lo patizamba y a tientas, hacia la parada de un medio de locomoción mercenario.
Hacia las 7.30 al señor autobusero no se le ocurre nada más acertado que cerrar las puertas de su vehículo cuando tú estás justo entre ellas, encima, el tío capullo ni te pide perdón. Se descojona y te dice: "son 2.05 euros". Vale, vale, "se nos ha olvidado eso de ¡buenos días, lamento enormemente haberla espachurrado y todo eso!, majete". Con la cabeza baja buscas una plaza (a ser posible alejada de la mugre y vacía) y entonces escuchas a una pandilla de cinco adolescentes anormales de esos que ven Luna Nueva y gritan: "¡Vaya MQMF!
¿MQMF? ¡Serán gilipollas los imberbes esos! Uno por pretenciosos."QMF" ya es pretencioso y dos, porque la "M", esa "M" que precede a la retahila de siglas, cabrea y mucho. Sobre todo cuando no eres "M". En resúmen: "Para ser una vieja no estás mal". Pero serán zoquetes... no les saco más de trece años. ¿Son tantos? Puede ser que sí.
Tienes que aguantar, como si la cosa no fuera contigo, que hablen de tus posaderas, de tus morros, y de tu gorrita (que incluso se ofrecen a recolocar de un modo más "favorecedor"). Mentalmente les has disparado a bocajarro unas quinientas veces y disfrutas viendo como agonizan desvariando menos que cuando estaban "completitos". Mentalmente. Mentalmente. Crees que no puede ir a peor. Durante los siguientes 15 minutos ya no eres objeto de sus exabruptos y comienzan a conversar animadamente sobre temas de rabioso interés muy propios de su edad.
-Tío, la tronca esa, la Jessi... o te la tiras tú o me la tiro yo-
-Pero si es una guarra, tronco, preguntale al Jairo y a sus colegas-
-Es fea de pelotas pero un cojín en la cabeza y "todo por la patria"- (todos ríen)
-Tíos que no llegamos a primera-
-Buah, me la suda. ¿Eran mates?¿no?-
-Yo total paso, tengo casi un cuatro en el primer parcial y eso sin "hacer el huevo"... está tirao, además la profesora esa de mierda es una zorra-
-¿Quién la vieja esa? Sí, tío una zorra-
-¡Eh! Mirad que flipe de temazo guapo, guapo (sube el volumen del teléfono para hacernos partícipes al resto de los usuarios de transporte público de una canción de Dr. Dre "The Next Episode" -2000-). -Encima los analfaburros estos llevaban nueve años de retraso en su descubrimiento musical... en fin...-
Te deshaces de semejantes especímenes para meterte en el metro y toparte con otros ejemplares semejantes (de los poco cualificados para la normalidad). Todo transcurre sin nada noticiable. Son ya las 8.45 y ya has fichado en el trabajo (encima regalando tiempo, debe ser que el espíritu navideño se empieza a adueñar de nuestros corazones).
Escucho a mi amor y pienso que el día será duro para ambos... (bastante más duro para él)... creo percibir por su voz que está cansado, o aburrido.. o una mezcla de ambos. Le llamo, comunica, me devuelve la llamada y ¡BOOM!. Alguien a quien apreciamos enormemente ha fallecido. Tal vez si hubiese pensado con más cordura los motivos para no levantarme de mi cama vacía, y hubiese tenido el valor de ser consecuente con las conclusiones, ahora no tendríamos nada que lamentar.
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